junio 21, 2005

Semanario

I
Eres dura,
mas que un arbusto,
incluso, mas que un árbol,
pero mas bajita.
¿Alguna vez pensaste en lo que siente
la tierra que sostiene al eucalipto?

Amo a la tierra por paciente y tolerante,
porque lo da todo y no se queja,
porque se abre para ser penetrada,
filtra el agua para que la chupen,
y convierte en humus las hojas caídas.

Amo a la tierra porque puede hacer
lo que yo no.

Tampoco puedo hacer lo que tú,
que no eres tierra, ni árbol, ni hoja,
pero tienes lo tuyo de los tres,
y a veces también te amo.

II
Has notado que tenemos algo en común;
La patria, algunos otros, tu y yo.
Decimos que hay recesión, o capacidades diferentes,
Cuando lo que realmente sucede, es que estamos jodidos,
Cojos, mancos, y con un retraso de amor de dos años
Es miedo a la verdad

III
Miro los rostros en la calle;
el del chofer del autobús, el de su pasaje,
el de mi jefe de oficina,
el del payaso, el de la vecina,
en fin...
ninguno se parece al mío,
nadie me dice nada,
de nadie quiero escuchar.

Es que ya no me acoplo a los colores,
el blanco y negro me sienta mejor.
Para Benedetti, Sabina y Sabines
fue suficiente el negro sobre fondo blanco
para traerte a mi mente.
¿Porque necesitaría yo mas
para contarte de mi?

IV
Creo que nunca lo pensé antes;
Una de las grandes generosidades
de la masturbación,
es el hecho de que sirve también
para llorar ciertos tipos de ausencia
cuando los ojos ya no bastan.

No importa que sobre aclararlo;
“no es tu sexo lo que mas extraño,
pero si tal vez la tibieza que trae la calma.”

V
No quiero saber que será de la playa
cuando el mar deje de traerle olas.
No quiero vivir tanto.
Los paseantes se mudaran a la montaña,
y a la arena se la llevara el polvo.

Nunca vi un capullo de nada
transformarse cerca del mar.
Tal vez, los gusanos temen e la playa,
y quien no temería enamorarse de las
esas lengüetadas que da el mar a la playa.
Solo las sabias tortugas y su paciencia.

VI
Hacia tiempo que no pensaba así,
en la muerte.
Si, pensé en morir, en matar,
pero me olvide de la muerte. De esa que hace reír al mexicano,
de la que aguarda, que no busca,
espera.

Le hable de tú, de ti, de mi,
y de los que están con ella.
Como era de esperarse;
sonrió, y guardo silencio.

VII
Anoche vi un gato llorando y me sentí identificado
no con el gato, (a decir verdad no me gustan los gatos.)
pero soy como las lagrimas de un gato;
ausente, extraño, provoco curiosidad pero no interés.

Por algo dicen que “bienaventurado el que nada espera porque...no tiene corazón, ni riñones, ni sangre, ni mujer, ni madre.”

4 comentarios:

Paty dijo...

Mi querido Jorge, ¿andas cabizbajo?
La nostalgia, como toda emoción, es nociva si se tiene en exceso...
pero bueno, disfrútala. Sólo no olvides lo mucho que tienes de belleza real a tu alrededor...y dentro de ti mismo.

Un abrazote. TQM

Moni dijo...

Un abrazo y un besito pa' ti Jorge!!!

AZUL dijo...

la nostalgia cubre por compelto, arropa por la espalda...un gustoi leerte...y más cuando te llenas de ese tono muy similar a la poesía de el buen Jaime Sabines...el amor de la vida diaria a veces parece tan similar al que esta junto de nosotros...o con quin compartimos la mirada al toparnos en una calle...que a veces también (quizá) las letras toman un sentido cuasi igual....pero con una gran diferencia...y autenticidad....no?

IVETTE GARCIA ARREOLA dijo...

me encanto esto que escribiste....besos...