octubre 26, 2005

Aunque sea platicadita...







Eso de que los caballeros no tenemos memoria no aplica para el sentido del tacto, podremos olvidar cumpleaños, aniversarios, lugares, situaciones, incluso "nombres". Pero la memoria tactíl... esa... esa si se queda.

Cuéntame como late
un corazón enamorado,
como miran unos ojos
llenos de ilusión.

Mírame y platícale a este extraño
de caricias y de abrazos,
de canciones tarareadas
y de noches con sudor.

Tu sabrás decirme
como se refleja en la mirada
la ansiedad de que una vida
se disfrute entre dos.

Platícame, vamos;
¿A que sabe una voz en el oído?
¿Cómo se siente cuando unos labios
encuentran a otros labios que también son tuyos?

Dime.

Que me anda por escuchar de tu boca eso
- que amor mío –
yo no he olvidado.

octubre 19, 2005

En corto

Y así, sin mas...
comenzaste a hablarme de amor,
a decirme de mundos nuevos,
a envolverme en un embrollo dialéctico
quántico del amor y el caos.
Escribiste frente a mi
la formula exacta que trae como resultado
algo muy parecido a la felicidad.
entonces me besaste.
Y asi, sin mas...
comencé a creerte.

octubre 14, 2005

de ausencias solitarias

De nuevo rescatando almarcigos de letras encajonadas en algún lugar, recordando las inumerables historias de amor que he visto dónde la gente se quiere, pero no sabe como para que se quiere, ahí se las dejo, se las obsequio.

Con tus piernas asfixiando mi cintura
y tu cuello obstruyendo cualquier palabra,
con tus ojos matando mis suspiros
y tu aliento robando mi atención...

Vos miras no se que cosa
en el horizonte, a lo lejos
y yo que miro a mi lado
no estás ahí.

Estupido y romantico,
como me soñe un día
extrañandote y aguantandome,
como me veo a diario.

¿Por tu ausencia?
puedes dormir tranquila,
está tan sola como las demás,
está ran sola como yo.

octubre 10, 2005

Cuento para leer en voz baja

Damián se olvidó de su profesión y comenzó a enamorarse de una Luz. Luz nunca supo a ciencia cierta de que lado de la cama dormir. Luz decidió dormir a un lado de Damián. Damián olvidó tanto que deseó la bendición de Dios. Pidió la oportunidad de ser un ángel. Eso es imposible. Por eso Damián lo pidió. Una solicitud tan inusual tiene sus repercusiones. La negativa es segura. El proceso debe llevarse a cabo. Luz parecía dispuesta a decidirse por un extremo. No es necesario por ahora. Luz recibe una carta que anuncia: Damián fue relevado. Damián fue degradado a humano. Esto se mantendrá mientras dure el proceso. Para las partes no existe el tiempo. Damián por su inercia no lo conoce. Luz no lo entiende o parece olvidarlo. La verdad es que ambos fueron tratados para olvidar razón e historia. Los ángeles nunca duermen. Los pingos y demonios incendian las camas. Eso es asunto de ellos. Luz y Damián descansan como el resto de los hombres. Descansan en brazos de Dios y del Diablo. Por lo menos fingen dormir. Se posesionan el uno en el otro. Dirían que después del pecado encuentran la paz y el paraíso. Se miran y se desconocen. Se identifican y se gustan. Dirían que se quieren. Damián puede cuidar de el y de ella. Luz no necesita de cuidados. A luz solo le gusta saber que Damián es capaz. Juntos en un sillón. Juntos Dios y el Diablo los miran desde un sillón. Se divierten mirándolos desde lejos mientras comen nubes y destrozan el resto de la tierra con grandes carcajadas. Luz y Damián ignoran que los miran. Fingen ignorar que los miran y que los manejan. Su libre albedrío les permite fingir que ignoran hasta que se convierte en verdad. Luz y Damián están solos. Es mejor así. Luz lo mira con incredulidad. Damián robó el secreto para llevarla al cielo. A Luz le gusta ir al cielo. Si no es el cielo es algo muy parecido. Luz decidió que ese lugar que visita es el cielo. En un tiempo tal vez no sea suficiente. Damián parece poco sensible a la diferencia de alturas. De cualquier forma no es lo único que tienen para darse. El cielo y la tierra son un gran principio. Para recorrerlos se necesita de mucha fuerza. De voluntad. De resistencia física. Luz tiene piernas firmes. Que resisten. Son duras. Damián no quiere unas piernas para moldear. Para Damián las piernas de Luz son un buen báculo y sostén. Luz no le quita la mirada de encima. Damián no puede verla siempre. La mataría. Su mirada lleva demasiado fuego aún. Luz solicita puntual sus requerimientos para ser feliz. Pero no sin cierta timidez. Damián no acostumbra pedir nada para ser feliz. Su felicidad tendría que ser por decisión. No se lograba. Es sutil en su manera de tomar las cosas. Sabe hacerlo. Si pidiera las cosas difícilmente se le negarían. Damián prefiere tomar lo que nadie extrañe. Luz fue advertida. Distraídamente lo acepto así. Ella cree amarlo. Todo es subjetivo. ¿Quién puede asegurarlo? Damián comienza a sentir. Es a cuentagotas. Es tibio. Comienza a ser constante. Se entera que esa parte de si mismo existe. ¿O lo recuerda? ¿Su corazón es realmente virgen? ¿O también le borraron la memoria? Tampoco los detalles importan. A Luz no le gusta que jueguen con fuego. Damián aprendió a arder viviendo entre las flamas. La tibieza no la hace olvidar. La tibieza la puede distraer. La tibieza adormece. Damián dejo atrás el humo y las cenizas. Luz no las hubiera soportado. El conocimiento la hace fuerte. El sueño la mantiene viva. En la oscuridad no hay sombras. El viene del fuego. El fuego genera luz. El fuego es transparente. Damián genera luz y no tiene sombra. Luz fue tentada por el Diablo. Damián fue la mano del Diablo. Ya no quiere serlo. La vida se les va en tomar pequeñas decisiones. La vida será corta. Decidirán vivir intensamente. Uno de los dos decidirá morir. Para ir al cielo. Regresar al infierno. Seguir como humano en otra tierra. Pero al final será su decisión.

octubre 06, 2005

Sonata para adios y flauta

Anoche leía una historia hermosa, un tanto triste y bastante desconcertante que me dejó la necesidad de leer la Sonata para adios y flauta, y decidí compartirla con el que pase por aqui.
También la pueden escuchar de viva voz.

SONATA PARA ADIOS Y FLAUTA


De "La vida ese paréntesis"

Te ves tan sola como siempre
te echamos de menos
yo y los abrazos de la tarde
yo y mi alma y mi cuerpo.

tu larga sombra se resiste
a abandonarnos / pero
has decidido que se fuera
contigo a todo riesgo.

de todos modos no querría
que enterraras, tu sueño
aquel en que tu amor de nadie
era como un estreno.

te vas de nuevo no sé a dónde
y a tu adiós es un eco
que se prolonga y nos alude
como un último gesto.

nunca guardaste la ternura
como pan para luego
estoy seguro de encontrarla
liviana entre tus pechos.

te vas con paso de derrota
pero no me lo creo
siempre has vencido en tu querella
contra el odio y el miedo.

quién sabe allá lo que te aguarda
ese allá tan desierto
que se quedó sin golondrinas
todo erial / todo invierno.

mas si una tarde te extraviaras
entre el mar y el espejo
recuerda siempre que aquí estamos
yo y mi alma y mi cuerpo.

Mario Benedetti.