agosto 10, 2005

PEZ

Siempre nadando, siempre así he vivido, bajo el agua me asfixio.
Soy un pez vela, no me alimento de otros peces, tomo del mar solo las algas, el plancton, mi carne es codiciada, y hay quienes me aman y me cuidan, así como me cazan también por deporte, para colgarme y disecarme para lucir mi belleza.

Tengo miedo de morir en el mar, aquí en mi casa, "mi mundo". En esta inmensidad me siento atrapado. A veces salto de las profundidades, tomo un nuevo aire en la superficie, doy dos vueltas en el cielo, sacudo mi espada a placer como si fuera un esgrimista privilegiado, marco mi huella en el aire, regreso a mi lugar y nado cerca de la superficie por muchas, muchas horas, pero después me vence el sueño, y cuando despierto, estoy en el fondo de la que es mi casa - ¡ahhhg! - siento que me ahogo, pero en tierra firme no puedo respirar. La naturaleza se equivocó conmigo. Yo debería ir en lancha, caminar por la playa., y merodear por los montes y el desierto.
Esto de nadar es castrante, con mi forma, mi aleta y mis branquias para respirar, se vuelve demasiado fácil, no aburrido; pero sí demasiado fácil.

Quisiera emerger y descansar en la playa, pero los hombres piensan que es malo comer un pez que murió solo, así que tengo que esperar a un buen pescador, para darle pelea un rato, si persiste, ceder al final y servir para algo, que mi muerte sirva para alimentar a alguien de arriba, y no terminar desgarrado por un tiburoncillo ciego y carroñero con aires de depredador.

Tengo la esperanza de que, aunque sea al final de mi vida, aunque sea muerto, estaré en la superficie.

¿Porque no fui un Kumbia King?

Miércoles de la semana pasada:
Subo a un elevador para poder llegar a las oficina de cierta empresa en la que tenia que cumplir algunas diligencias. un edificio de mas de 30 pisos, un elevador de esos superveloces, y un tipo desde dentro oprimiendo como desesperado el botón de cerrar la puerta a pesar de la mujer que corría de frente desesperada por tomar ese mismo ascensor. Y como madres no voy a sentir cierto desprecio por el genero humano al que pertenezco, de solo imaginar lo que sucedería si esos oficinistas en lugar de abordar cada mañana el ascensor tuvieran que abordar los botes salvavidas en el rutinario naufragio diario...
Lo mas curioso del asunto es que después de mirarlo de esa forma note que es algo cotidiano, como cotidianas son las descortesías, y lo peor es que suceden por descuido, la gente no cede su asiento a las ancianitas o a cualquier otra dama por ir ensimismados y no notan lo que acontece a su alrededor, pero “es que errar es de humanos” con eso justificamos nuestras fallas de falta de atención, y esto se aplica increíblemente también a nuestros propios valores y principios, que a estas alturas no podemos achacar a que nos fueron heredadas o impuestas por una sociedad que nos absorbe, si decimos e incluso algunos se atreven a gritar “si soy rebelde.” De Dios ni hablar.Pero antes de seguir justificándolo iré al meollo del asunto (me pregunto con un poco de desesperación y nostalgia por lo que no es) "¿Por qué no fui un Kumbia King?" Debe ser lindo serlo. Se necesita ser no muy humano para andar por ahí cantando lo que ellos cantan, Tan simple y logran hacer sentir cosas a la “gente”.