Nadie sabe como llegamos a esta curiosa situación. Quién pensaría que un día se le iría el sabor a los besos, así de pronto. Y mirar de pronto al imbécil de mi primo saliendo de la habitación con la bragueta abajo, y mi hermana indiferente mascullando que se lo temía; “El sexo tampoco sabe ya a nada”. Es hilarante leer en las noticias las historias de los ahora quebrados inversionistas de viagra y similares.
Hay quien jura que la cura está en desangrarse con la espina de una rosa roja, pero yo no voy a caer en el embeleco de los miserables acaparadores del mercado de jamaica, prefiero seguir escribiendo amarguras.
Hay quien jura que la cura está en desangrarse con la espina de una rosa roja, pero yo no voy a caer en el embeleco de los miserables acaparadores del mercado de jamaica, prefiero seguir escribiendo amarguras.