octubre 21, 2009

Afección

-Neurológicamente sus funciones son las de cualquier persona, sin embargo, parece que lo que tiene es una extraña habilidad para bloquear ciertas zonas de su sistema nervioso, y es extraño que estuviera ya consciente de esto, aunque es asombroso, usted tiene muchos riesgos, ya que al bloquear el dolor a voluntad, no atiende las señales de alerta que hay en su cuerpo cuando se corta, se golpea o quema, por lo que le recomiendo hacerse estudios de todo, incluso escanear su cuerpo completo para saber las fallas que existen en su organismo y que han generado esos dolores que usted bloqueó.

Un par de semanas después, el Galeno llamó con urgencia al hombre.

- Debo decirle que mis colegas están asombrados de su extraño don. Los resultados no son alentadores, ya que aun cuando encontramos cuestiones sencillas como una fisura en sus costillas y piedras en su riñón no es alarmante, lo que si lo es, es una falla que encontramos en el corazón.

El hombre se asombró de los avances de la medicina, y preguntó ¿como estos estudios habían revelado algo referente a Isabel?

-¿Perdón? –preguntó el médico consternado-

-Si, que siempre he sabido que ella vive allí dentro, y que lo ha hecho pedazos desde hace ya siete años.

-Lamento contrariarle, pero no es tan sencillo, no hablo metafóricamente, su corazón tiene fisuras en prácticamente todas las válvulas, de a cuerdo a los estudios calculamos que tiene este mal desde hace aproximadamente dos años, es un milagro que siga vivo, he programado una intervención de urgencia para hoy mismo, si usted lo aprueba.

Se dibujó una vaga, pero sincera sonrisa en el hombre que segundos después se tomó el pecho y añadió un levesísimo rictus de dolor.

El hombre murió instantáneamente.

Murió feliz.

Su corazón estaba destrozado.

Pero ya no amaba a Isabel.

octubre 19, 2009

¿El periodiquero?





Cambio periodico viejo por recuerdos frescos,
necesito notas alegres para el exterior,
y la sección policiaca para el contacto directo.

Requiero que sea resistente y en pliegos grandes,
porque necesito envolver un corazón a punto de hacerse añicos.