diciembre 15, 2009

Profanador de tumbas

es lo que hago,
es mi vocación.

Hay tantos cuerpos que no quieren estar muertos.

Yo solo les toco la tierra,
y ellos salen a platicar.

Algunos tibios,
otros con demasiada vida,
los más, con retazos de alma atrapada.

Los palpo,
los muerdo,
yazgo a su lado,
viven conmigo,
morimos juntos un poco.

Los vigilantes del campo santo,
me miran como una ánima más.

De noche
gimo y arrastro cadenas para pasar desapercibido,
en el día comparto el pan y el aguardiente,
para que no me noten.

Profanador de tumbas,
no se puede decir que es una ocupación hermosa,
pero es lo que hago,
es mi vocación.

Me siento tentado a cada sombra
a cambiar cuerpos por huesos de perro
a sembrar larvas de cien-pies
para que la tierra se mantenga en movimiento
y corra.

Nunca he muerto,
no sé si lo sabré hacer.
No sé si cuando muera habrá alguien que profane mi tumba
alguien que profane mi cuerpo
quien arrime un vaso de agua a la tierra que me atrape,
quien remueva mis sueños y me sacuda,
o se apiade y me deje descansar
como yo no lo he sabido hacer.

diciembre 12, 2009

Añoranzas

Los días siguen pasando,

y yo,

encuentro tu aroma cerca del buró,

precisamente del lado de la cama en que te gusta dormir,

la espera no es agonizante,

porque tiene un término

o por lo menos un fin.

Tú.

Y tú,

tu navegas por mares lejanos,

sin permisos,

sin excusas,

robando los sueños de naves que van bogando a cualquier mar.

Pero eso no será por siempre,

tu viaje tiene un fin.

Yo.

El que te extraña.

coloreando con tu sonrisa la sombra que dibujaste

en ese sillón que tantas quemaduras dejó y recibió.

Mientras yo te extraño

tu me llamas,

mientras asaltas a los náufragos

entrego mi alma al mar.

Algún marino habrá de querer llevarla,

hasta que lo despojes,

y desde la bolsa de tu blusa te entregue mi mensaje.

Ven a casa.

diciembre 08, 2009

El cuento de nunca acabar

¿De que ha servido matar al último de la tarde?

¿Para que amar a la mil veces virgen?

¿Que hago con un caballo de hojalata mascado por un dragón?

Si, logré que no me olvidara,

y ahora abro las ventanas esperando que no sea el viento,

que sea la luna con un calor que (sé bien) no posee.

Mato postdatas que están de más,

y recupero mariposas de vientre que yacían en el cesto de la basura.

El problema no es la soledad,

el asunto está en lo que lleva la mía,

tiene sed y sueños,

y en lugar de reposar juntos,

nos turnamos a velarnos.

Parece el cuento de nunca acabar.