diciembre 08, 2009

El cuento de nunca acabar

¿De que ha servido matar al último de la tarde?

¿Para que amar a la mil veces virgen?

¿Que hago con un caballo de hojalata mascado por un dragón?

Si, logré que no me olvidara,

y ahora abro las ventanas esperando que no sea el viento,

que sea la luna con un calor que (sé bien) no posee.

Mato postdatas que están de más,

y recupero mariposas de vientre que yacían en el cesto de la basura.

El problema no es la soledad,

el asunto está en lo que lleva la mía,

tiene sed y sueños,

y en lugar de reposar juntos,

nos turnamos a velarnos.

Parece el cuento de nunca acabar.

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