febrero 09, 2005

Rescatando al buzo Carlos.




Yuria se levantó de su rosado sillón inflable sin importar que en la televisión ocurría una de las secuencias mas emocionantes de su película animada favorita y salió disparada con la presteza de sus dos años de edad rumbo a la cocina donde se armó de un enorme y anaranjado colador de plástico que una vez colocado como casco sobre su cabeza le dio el valor para salir a todo galope hacia la recamara que alberga una pecera, comenzaba a trepar por una silla aledaña que le permitiría estar un poco mas a la altura de las circunstancias, me acerque discretamente y le di la mano, de hecho la cargué a la altura de la tapa de la pecera y mientras cambiaba el tremendo colador por una red de pecera mas adecuada le pregunté como lo haría un cómplice:
-¿Que estamos haciendo aquí?
-¿Hay que savad a munequito?
Así que mientras ella se carcajeaba mirando como Carlos el buzo emergía al mas puro estilo de Cuba Gooding Jr. e inmediatamente volvía a ser lanzado a las profundidades yo me sentía como “Sancho Panza” en el capitulo XXXV cuando el caballero de la triste figura pelea contra un par de sacos de vino tinto y en su sueño despoja de la testa a un gigante de nombre Pandafilando de la Fosca Vista, quién arrebató el trono a la Princesa de Micomicónia, solo que yo no tuve la fortuna de ver el reino recuperado de Carlos, o a una amante feliz porque rescatamos a su amado buzo. Yo tengo la firme confianza de que no son coincidencias esas que suceden en el Quijote de la Mancha, y que algún día una Dorotea dará gracias por las mercedes hechas por la gente sencilla y de buena voluntad de quién tanto tengo que aprender.
Mientras tanto seguiré... “rescatando al buzo Carlos.”

2 comentarios:

Juan dijo...

lindo y heroico.
un saludo desde Amsterdam

Paty dijo...

Mi querido y loco amigon qué bello que escribas sobre esas escenas. Realmente poder jugar así con un hijo debe de ser mágico. Un gran abrazo.