
Eso de que los caballeros no tenemos memoria no aplica para el sentido del tacto, podremos olvidar cumpleaños, aniversarios, lugares, situaciones, incluso "nombres". Pero la memoria tactíl... esa... esa si se queda.
Cuéntame como late
un corazón enamorado,
como miran unos ojos
llenos de ilusión.
Mírame y platícale a este extraño
de caricias y de abrazos,
de canciones tarareadas
y de noches con sudor.
Tu sabrás decirme
como se refleja en la mirada
la ansiedad de que una vida
se disfrute entre dos.
Platícame, vamos;
¿A que sabe una voz en el oído?
¿Cómo se siente cuando unos labios
encuentran a otros labios que también son tuyos?
Dime.
Que me anda por escuchar de tu boca eso
- que amor mío –
yo no he olvidado.